¡Cuántas resistencias hay en nosotros para convertirnos en “buenos samaritanos de nuestros hermanos refugiados, inmigrantes, de los más necesitados de nuestro amor y atención.La parábola del samaritano nos muestra un camino paradigmático hacia la fraternidad. Y para ello, es necesario reparar en su trasfondo y en cada uno de los personajes. Así lo hace el papa Francisco en su encíclica “Tutti Fratelli”.
- El trasfondo: la pareja prototípica de los dos hermanos en el libro del Génesis sirve de clave interpretativa. Ello nos indica que ya en el inicio de la historia humana se quebró la fraternidad y Dios le pidió cuentas a Caín. Éste -ante la interpelación divina sobre su hermano Abel- respondía: “¿soy yo acaso el guardián de mi hermano? (Gen 4,9). El Nuevo Testamento interpreta la ruptura de la fraternidad como “entrar en la tiniebla” y renunciar a ser “hijo de la luz (1 Jn 2,10-11): “quien no ama, permanece en la muerte” (1 Jn 3,14); “quien no ama a su hermano que ve, no puede amar a Dios,a quien no ve” (1 Jn 4,20). A este trasfondo podían añadirse la guerra continua entre hermanos que nos atestigua el Antiguo Testamento: Jacob y Esaú, los doce hijos de Jacob y sus tribus enfrentadas y en guerra. Y el sueño del salmo 133: “Qué bello y agradable, ver a los hermanos unidos”.
- El hombre herido por salteadores, abandonado y los que pasan de largo: la parábola no fija su atención en los salteadores, sino en los que pasan de largo (Fratelli Tutti, 72-73). Jesús indica -de este modo- lo fácil que es cada día la opción de pasar de largo indiferentes ante seres humanos heridos (FT, 76) y las variadas formas de “pasar de largo”, incluso siendo personas de religión: creer en Dios y adorarlo no garantiza una conducta que agrade a Dios (FT, 74). Con mucha frecuencia nos vemos confrontados con la la opción de ser buenos samaritanos o indiferentes viajantes que pasan de largo (FT, 69).
- El samaritano no pasa de largo, sino que le dedica al hombre herido sus cuidados y sobre todo, su tiempo (FT, 63). A Jesús lo llamaron sus acusadores “samaritano”: “samaritano y endemoniado” (Jn 8,48). (FT, 83). El samaritano de la parábola reflejaba quién era Jesús y cómo actuaba. También nosotros estamos llamados a ser samaritanos y formar parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas. (FT, 77).
- El hospedero nos índica que no hemos de ser samaritanos solos, individualmente. El samaritano buscó a un hospedero que pudiera cuidar de aquel hombre. Estamos invitados a convocar y encontrarnos en un “nosotros” que sea más fuerte que la suma de pequeñas individualidades; recordemos que «el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas» (FT, 78)
- La pregunta ¿quién es mi prójimo? Recibe una dimensión trascendente cuando se nos invita a reconocer en la persona herida, abandonada y excluída, al mismo Jesús (cf. Mt 25,40.45). (FT, 85).
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