Las canciones a menudo abordan el tema del olvido, reflejando amores perdidos y desencuentros que marcan nuestras vidas. La música se convierte en un intérprete de las frustraciones amorosas que jalonan nuestra historia. Muchas de estas canciones podrían ser cantadas por Dios, quien también experimenta el desamor, la infidelidad y la indiferencia de la humanidad. De ello nos habla la liturgia de este domingo,
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