En este día, 20 de Junio de 2020, celebramos la fiesta del Corazón de María. Propongo recuperar una de las páginas de este blog, del primer domingo de Pascua, el llamado domingo de la Misericordia. Contemplar a María desde la perspectiva de la Miseri-cordia es contemplarla desde su corazón. Contemplar los Misterios de la Misericordia es descubrir cómo en su Corazón se muestra el Amor de Dios hacia todos, sin exclusiones, y su cordialidad hacia todos nosotros, pecadores y en no pocas ocasiones, miserables. Corazón y Miseria se unen cuando hablamos de Misericordia. Meditemos con María, nuestra Madre, los misterios de Misericordia, resumidos y concentrados en ciertos momentos de su vida. En este tiempo difícil y amenazante de pandemia, la Misericordia se derrama sobre la tierra en muchos lugares y encuentra muchas personas que son auténticamente misericordiosas con iniciativas creativas, imaginativas, en favor de la tantas personas hoy necesitadas de ayuda espiritual y material: ¡obras de misericordia espirituales y corporales!. La memoria y presencia de la “Mater misericordiae” nos activa y estimula.
Primer misterio: Profetisa y Portavoz de la Misericordia
Meditación
No era presuntuosa, ni se achacaba ningún mérito. Pero fue escogida para ser madre de Jesús. Se sintió “mirada” por los ojos misericordiosos de Dios y habitada en su cuerpo por el Espíritu creador… Y ella dijo: Hágase…he aquí la humilde sierva del Señor.
Movida por una poderosa inquietud dejó Nazaret y voló hacia la casa del sacerdote Zacarías.Isabel quedó llena de Espíritu Santo y con gran voz la canonizó: ¡la madre de mi Señor”, “la creyente”. La joven María proclamó en su Magnificat la inundación de Misericordia que estaba cayendo sobre el mundo: “Su Misericordia… de generación en generación” (Lc 1,50). También María proclama su mensaje de misericordia a nuestra generación, hoy, confinada en casa como Isabel y Zacarías
Ave María
Plegaria
Proclama, una vez más, tu Magnificat sobre nuestra humanidad, joven de Nazaret. Pídele a Dios que vuelva hacia nosotros aquellos ojos misericordiosos con los que tú te sentiste contemplada. María, intercede por nosotros.
Segundo misterio: Madre de la misericordia
Meditación
Jesús, tú fuiste el reflejo viviente del Abbá compasivo, del Dios de todo consuelo” (2 Cor 1,3); tú fuiste el sumo sacerdote, misericordioso y fiel ante Dios, que cargaste con los pecados del pueblo” (Hb 2,17). Por donde pasabas, se abría cauce la inundación de la Misericordia. ¡Cuánta gente cansada y abatida encontraba en Tí “la misericordia entrañable” (Mt 9,36)! La mujer cananea te suplicaba: “Señor, hijo de David, ten misericordia de mí” (Mt 15,22). Tus curaciones, tus exorcismos, tus bienaventuranzas, tus parábolas … ¡relatos de Misericordia! No solo sentías compasión, mostrabas compasión. La misericordia era tu modo de ser.
Y tu madre María, tu primera seguidora y discípula te acompañó desde tu concepción en su seno hasta tu muerte en la Cruz. Y en aquel momento supremo, nos la entregaste: Ahí tienes a tu madre, la madre de la Misericordia; mientras ella, humilde nos dice: “Haced lo que Él os diga”.
Ave María
Plegaria
Madre de la Misericordia encarnada, que es Jesús, María compañera discreta y fiel de tu Hijo desde el comienzo hasta el final, tú eres la madre que alcanza a todos sin excluir a ninguno. Hazte presente en nuestras casas, en los más abandonados, en quienes luchan contra la enfermedad y la muerte, en los tanatorios de la desesperanza… ¡apiádate de la miseria humana! ¡Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos!
Tercer misterio: En La revolución de la Misericordia
Meditación
María de Nazaret, tu hijo Jesús hizo de la Misericordia su desafío revolucionario ante el Imperio romano. Quienes le seguíais -minoría cristiana- dejabais perplejos a los observadores imperiales. Éstos no tenían argumentos para explicarse el porqué de vuestras obras de misericordia. También hoy, María, existen sistemas inmisericordes que solo buscan el lucro, la victoria sobre el adversario y su derrota, que matan, eliminan, mutilan, que mienten y desinforman. Al parecer, ser misericordiosos es hoy práctica extraña. Tú, desde tus santuarios, nos revelas el verdadero rostro de Dios: eres misericordiosa como nuestro Abbá del cielo es misericordioso. La misericordia pertenece al Reino de Dios.
Ave María de Caccini
Plegaria
María, tú cantaste la misericordia de Dios en tu Magnificat en términos revolucionarios: ¡derriba del trono a los poderosos, enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos… acordándose de la Misericordia. Somos débiles y temerosos. No nos resulta fácil ser misericordiosos de esta manera tan valiente. De ti lo esperamos. Intercede por nosotros, seres humanos débiles, para que nos envuelva la Misericordia, aunque nos cueste la vida.
Cuarto misterio: ¡Misericordia quiero y no Sacrificios!
Meditación
Tú fuiste, María, la discípula más aventajada de Jesús en el ámbito de la misericordia:
- Así te mostraste, misericordiosa, cuando todo lo que ocurría en torno a tu hijo Jesús, lo discurrías e interconectabas en tu corazón.
- Así te mostraste en Caná, cuando recurriste a tu último y principal recurso: a tu Jesús y sin alardes le suplicaste: ¡No tienen vino! Y a los sirvientes les dijiste: “haced lo que Él os diga”.
- Así te mostraste cuando escuchaste a tu Hijo proclamar -no tu maternidad- sino “a quienes escuchan la Palabra y la ponen por obra” -quedando tú diluida, como una discípula más.
- Así, misericordiosa, te mostraste en la Cruz… sin decir palabras… pero muy cerca de tu Jesús crucificado y dispuesta a cuidar de su discípulo amado como auténtica madre y consejera.
Ave María
Plegaria
Madre del buen Consejo y Maestra de la Misericordia espiritual y corporal, acógenos en tu casa y escuela. Enséñanos tu extraña ética de la misericordia.
- Que no seamos excluyentes, sino inclusivos en nuestras relaciones con los demás;
- que sepamos aconsejar, enseñar, amonestar, consolar, perdonar, soportar;
- que atendamos a las necesidades de quien necesite alimento, bebida, alojamiento, vestido, duelo, y que se le visite y socorra.
Quinto misterio: “El Espíritu de la Misericordia descenderá sobre Ti”
Meditación
El ángel Gabriel te prometió en tu Anunciación que el “Espíritu Santo descendería sobre ti”. Y así fue… pero no del todo. Jesús te tenía reservado un regalo inmenso al final de su vida, desde la Cruz: tú que estabas tan cerca de él, fuiste la primera receptora de su don: “Y entregó el Espíritu”: en este momento el Espíritu de Jesús se derramaba en ti, la creyente por excelencia.
Tu maternidad es” participación en la potencia del Espíritu Santo, aquel que da vida” (como dijo san Juan Pablo II en su homilía en Fátima después de su atentado). El Espíritu de la Misericordia te ha escogido como su cómplice y su rostro. Por eso, Él te ha escogido para que lo representes y actúes en su nombre… en cada imagen tuya, en cada advocación. En tus ojos misericordiosos, el Espíritu se manifiesta. Eres el icono del Espíritu Santo de la Misericordia.
Plegaria
¡Madre María, tú eres la gran señal que ha aparecido en el cielo (Apc 12,1) y que seguimos contemplando en tus misteriosas e inesperadas apariciones: en tus santuarios, altares e imágenes… en nuestros misteriosos encuentros contigo! Donde tú estás, allí se celebra la Misericordia.
Ayúdanos para que la Iglesia llegue a ser la casa de la Misericordia para todos los pueblos. Tu Hijo nos prometió: “Yo hago nuevas todas las cosas” (Apc 21,5). Contigo avanzamos confiadamente hacia esta promesa (EG, 288)… Y mientras tanto, implicados contigo en la revolución de la Misericordia.
Para una escucha contemplativa:
Misericordias Domini in aeternum cantabo (Mozart) –
Las misericordias del Señor cantaré para siempre.
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Gracias desde el corazon…Ella es Madre más que nunca…hoy se nos va al vielo una hermana en Barcelona.
Cómo nos ayuda María tan sencilla, tan mujer, tan pequeña y tan grande, tan oportuna en los momentos en que hace falta la presencia misericordiosa de una Mujer, de esta Gran Mujer. Que nos acompañe y sostenga siempre y más en estos momentos en que nos sentimos tan frágiles. Gracias, muchas gracias.
Muchas gracias por ayudarnos a mirar un poco más allá, un poco más el interior de la Madre, nuestra Madre amorosa, sencilla, humilde, tan llena del Espíritu Santo!
Gracias por mostrarnos un poco la grandeza de su Corazón!