La expresión “consejos evangélicos” no debe quedar reducida a la tríada tradicional de castidad, pobreza y obediencia. No son éstos los únicos consejos que nos ofrece el Evangelio. Cada día del año, la Liturgia eucarística de la Palabra nos ofrece diferentes “consejos”… Pero más importante que los “consejos”, es Aquel que nos aconseja, el gran Consejero, Jesús. Sus consejos son “buena noticia”, “Evangelio”: no solo por su contenido “intelectual”, sino también por su contenido “energético”. Quien escucha con fe los “consejos de Jesús” recibe una “energía especial” para hacerlos realidad. ¡Qué bien lo expresó el salmista!: “Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con Él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón” (Salmo 16,7-9). En este lunes de la última semana de Pascua, 25 de mayo de 2020, Jesús nos aconseja contemplar el día de “hoy” desde la perspectiva del mañana.
Le dicen sus discípulos: — Ahora sí que hablas con claridad y no usas ninguna comparación; 30 ahora vemos que lo sabes todo, y no necesitas que nadie te pregunte; por eso creemos que has salido de Dios. -¿Ahora creéis? -les dijo Jesús-. 32 Mirad que llega la hora, y ya llegó, en que os dispersaréis cada uno por su lado, y me dejaréis solo, aunque no estoy solo porque el Padre está conmigo. 33 Os he dicho esto para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis sufrimientos, pero confiad: yo he vencido al mundo.
Lc 16,29-33
El consejo evangélico: ¡valentía de esperar!
En la lectura evangélica de este día Jesús nos invita a entrar en el territorio del sufrimiento, pero nos hace ser conscientes de que nunca seremos vencidos por él.
Jesús no quiere que nos hagamos ilusiones. Las cosas de Dios nunca se entienden del todo. Hay momentos:
- de dispersión,
- de ruptura comunitaria,
- en los que parece que Dios nos abandona,
- de sufrimiento.
Pero ¡no pasa nada! El “porvenir” está en manos de Dios. La perspectiva del mañana ilumina el oscuro presente de hoy.
- Jesús sigue unido al Abbá.
- Éll nos reunirá de nuevo,
- nos encontrará como a la oveja perdida,
- vencerá al mundo que no hace sufrir.
Ser cristiano es ser mujer o varón valeroso con la moral de victoria bien alta. La dispersión, la soledad y el sufrimiento son situaciones con las cuales hemos de contar quienes seguimos a Jesús. Hay momentos de oscuridad, de desequilibrio, de tormenta en el horizonte. Jesús nos enseña el modo de superarlos: como Él, tampoco nosotros estamos solos; si Él dijo “el Padre está conmigo… nunca estoy solo”, también nosotros podemos decir: “Jesús está conmigo… nunca estoy solo”. Es así como conseguimos la paz y la esperanza cierta en la victoria sobre el Mal.
La moral, ¡siempre bien alta!
La moral de victoria es una de las características de quienes seguimos a Jesús. No nos atribuimos ningún mérito. La victoria sobre el Mal no depende de nosotros. Jesús nos dice y repite: Yo he vencido al mundo. Pero Jesús comparte con nosotros su victoria.
Contemplando lo que sucede cada día desde la perspectiva del último día, el día de la victoria del Señor, ¡todo queda relativizado”
“El evangelizador no está para ejercer de “dios”, sino para “dar a Dios” a los demás” (Julia Metodio)
Julia Metodio – Rincón de Julia
Plegaria
Jesús, formamos parte de tu cuerpo, que es la Iglesia. Unidos a Tí, la soledad y el sufrimiento nunca serán destructivos, sino fuente de energía para afrontar las dificultades de la vida y encarar al Maligno, que con sus tentaciones nos quiere hacer sucumbir. Jesús resucitado, haznos descubrir que no estamos solos, aunque tengamos que esperar tu actuación. ¡Líbranos del Mal!
Para contemplar:
¡SURGE, VALENTÍA!
Colegio Mayor P. José Kentenich
Hoy acepto seguirte,
dejar viejas certezas atrás,
arriesgar mis verdades,
abrazar la inquietud,
ir más allá
Tus brazos extendidos
marcan el horizonte al final.
Encuentro tu mirada,
escapo del temor
que me ancla en mi barca
Pero dudo y espero…
que el viento sople menos,
que el sol alumbre más .
Surge valentía
Disipa las dudas de este corazón ,
que teme al cruzar
las fronteras que limitan lo conocido.
Allá mar adentro,
sobre el agua caminar.
En tus huellas mis pasos,
en tus manos la fuerza del mar
Como tú, quiero amar
las miserias del mundo.
como tú a mi debilidad,
Pero dudo y espero
que el viento sople menos,
que el sol alumbre más
Surge valentía
Disipa las dudas
de este corazón que teme al cruzar
las fronteras que limitan lo conocido
Allá mar adentro,
sobre el agua caminar
Surge valentia
Y despunta aquí tu modo
tus huellas, tus llagas, tu forma de amar
Y cuando ya cansado, peligre tropezar
¡surge valentía!,
¡surge valentía!
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