¡Tentación y gratitud! El mensaje de este domingo nos pide que seamos agradecidos. Pero con una observación decisiva: ¡cuidado con apropiarse indebidamente de aquello que nos ha sido dado! La tentación se reduce a una sola cosa: ¡desagradecimiento!
Apropiarse de la Gracia
Si “todo es gracia” (Bernanos), si nos encontramos envueltos en la Compasión, en el Amor y en la Belleza, ¿qué menos que vivir en actitud de agradecimiento? Creo que era Chesterton el que decía que el momento más desconcertante de un ateo es aquel “en el que debe dar gracias y no sabe a quién”. “Gracias a la vida, que me ha dado tanto…”. En todo caso, quien da gracias, aunque no lo sepa se sitúa delante del Creador, del Dios Padre-Madre del Universo, se postra ante la Fuente de la Vida.
Qué mala sombra es la de quien se adueña de la Gracia y hace del regalo una propiedad sin referencia al donante, quien sólo muestra interés por el don y se olvida de su fuente. Somos prontos para recibir y tardos para dar. Nos ensimismamos fácilmente en lo recibido y nos olvidamos de quien a través de esa mediación quiso entregarnos su corazón.
La tentación: desconectarse del Creador
El Maligno, esa realidad misteriosa que nos tienta y pervierte, nos quiere desconectar del Creador. El Maligno nos invita, como a Jesús a:
- a convertir la piedra en pan para saciar el hambre (economía),
- a la adoración de quien tiene el poder aquí en la tierra para ser poderoso (política),
- a realizar algo espectacular en el contexto religioso y así probar si Dios es fiel a sus palabras (religión).
El Maligno quiere desligar a Jesús, hijo de Dios, de su Alianza con Dios Padre. Le pide que utilice sus poderes y sus posibilidades, sin contar directamente con el Creador, con el Padre. No invita a Jesús al agradecimiento, a la acogida humilde del don, sino a la rebelión silenciosa, a la actuación unilateral.
Jesús ve la realidad a la luz de la Palabra de Dios.
Siempre le viene a la mente un texto adecuado, que introduce con:
“Está escrito… está dicho… No solo de pan vive el hombre, sino de la Palabra de Dios… Al Señor tu Dios sólo adorarás… No tentarás al Señor tu Dios”.
El agradecimiento de Jesús es total, su fidelidad a la Alianza es perfecta.
Como aquel que ofrece a Dios la primicia de su cosecha, de sus ganados, de sus hijos… así Jesús le ofrece al Abbá toda su vida, como primicia y está dispuesto a vivir “entregado sin reservas” a su voluntad. Padre, he aquí que vengo para cumplir tu voluntad.
La tentación pide obediencia
Toda tentación es, ante todo, una ofuscación que nos impide ser agradecidos y nos sitúa en un puesto que no nos es debido, tanto en el ámbito económico, como político, como religioso.
Todo funciona mal cuando la inspiración fundamental viene del Maligno. Lo que nace como obediencia a la tentación es un virus contagioso, que produce perversión. Las tentaciones son fuertes en esos tres ámbitos y, si no estamos alerta, caeremos en la tentación y seremos cómplices de un mundo que va hacia la perdición.
¡Extrañeza!
¡Qué extraño! Las tentaciones que sufre Jesús no son las que nosotros nos esperaríamos:
- como la tentación sexual (malos pensamientos, deseos, o actos),
- o la tentación de no asistir a un rito religioso.
Las tentaciones que Jesús padece
- se refieren a la escala personal de valores donde un deseo individual (¡hambre!) se convierte en la única clave de lo que hay que hacer, olvidando lo más importante;
- se refieren a la obediencia a las autoridades y poderes de este mundo, una obediencia servil, adulatoria, cultual, que concede una buena colocación en la escala social;
- se refieren a la tentación del prestigio religioso, donde uno se apropia hasta del mismo Dios y hace que Dios sea como una mera cita que avala las propias decisiones.
Jesús nos enseña a acoger la Palabra de Dios en nosotros como el mejor consejo para ser agradecidos, como la voz interior que nos conduce por el camino del Agradecimiento. Y es que la Palabra de Dios está cerca. La tenemos en la boca y en el corazón. La Palabra nos ha sido dada y ella tiene un poder inmenso. Quien proclama que Jesús es el Señor será salvo.
Cuanto más agradecidos, menos tentados. La tentación tiene miedo de la Gracia y el Agradecimiento.
Para contemplar
Las Tentaciones según Passolini
(en el 100 aniversario de su nacimiento)
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