Los procesos de implicación mutua llevan a la transformación: una gran responsabilidad que nos compromete a todos, porque sabemos que son necesarios para el encuentro y la comunión… ¿cómo ser más conscientes y no perder oportunidades, tiempos, momentos de transformación?
En los procesos de transformación lo importante es ver cómo nuestra propia vida va cambiando y descubrir que la misión es un envío, un esperar activo en el que Dios se hace presente y confía en todos y cada uno.
Educar es un trabajo agrícola: cuidar semillas, acompañar procesos, acoger y alentar en el camino, confiar que será posible… hasta recoger los frutos. ¡Qué imagen tan bonita e inspiradora! Nos educamos allí donde se establece una atmósfera educativa, un ecosistema operativo, de acción, de dinamismo, de compartir sueños, caminar juntos, sembrar deseos de acogida y valoración, buscando el bien de todos, dejando que Dios se haga presente en la sencillez, la alegría, el amor, la dificultad, el perdón y la generosa entrega de cada día.
Las reflexiones de la mañana me han suscitado muchos interrogantes que sirven para mi reflexión y para seguir profundizando en el tema. Creo que nos abre a nuevos caminos y posibilidades. Algunas de estas preguntas son:
– ¿ Soy una buena consejera, cómo serlo?
– ¿ Soy cómplice del E. S.? ¿ cómo serlo?
– ¿ cómo ir a los porqués?
– ¿ Soy inspiradora? ¿ cómo serlo?
-¿ El ecosistema que tengo en mi comunidad es favorable para generar procesos de transformación? ¿ cómo potenciarlo?
Resumo algunas ideas importantes:
El arte de la educación es convertirse en líderes que inspiren y que transmitan los porqués ayudando a hacerse preguntas más que a dar respuestas. Es acompañar procesos de transformación. Es el arte de saber convertirse en cómplices del Espíritu Santo .
“Hay formaciones que no TRANSforman” Solo “los porqués “, solo las creencias son las que movilizan y TRANSforman. Que no perdamos nunca la capacidad de hacernos preguntas de calidad, que saboreemos el arte de la maieútica que estimula la reflexión y el pensamiento, que revoluciona las creencias, que suscita siempre más preguntas, que abre a la CREAtividad.
Me ha hecho pensar mucho leer la palabra TRANSformación desde la clave de la estética y la belleza. Lo que no se TRANSforma se DEforma. Generemos comunidades donde vivamos todas y cada una desde el proceso de TRANSformación. Salgamos del EGOsistema para lanzarnos al ECOsistema…Nos ayudará el gustar la Palabra. Saboreemos el salmo 138, de memoria, “Señor, Tú me sondeas y me conoces…”, nuestra identidad narrativa.
Como ideas importantes de la reflexión de hoy destaco la importancia de
. vivir con pasión el Don recibido para poder ser anuncio y memoria de la vida de Jesús en Nazaret para las nuevas generaciones. Las personas no necesitan tanto lo que les damos, como el vernos convencidas de porque lo damos.
. tomar conciencia de que la formación tiene que ser transformadora de todas las dimensiones de la persona, desde la docilidad al Espíritu, que actúa también en cada una de las hermanas de comunidad, y cuenta con nuestra perseverancia.
. vivir la misión como fuente de formación; así la comunidad crece y se abre a responder con creatividad a las necesidades del prójimo y de los que se encuentran en las periferias existenciales.
Contemplar la acción del Espíritu en las personas es fuente de gozo y de esperanza. Despierta deseos de colaborar y de entregar la vida para que Jesús siga naciendo y creciendo entre nosotras y en la sociedad. Los distintos contextos reclaman nuevas formas de vivir la comunidad, manteniendo siempre vivo el ideal de ser “un solo corazón y una sola alma”, según el carisma que nos han transmitido los fundadores, que crece y se renueva en cada hermana y en cada comunidad.
Los procesos de implicación mutua llevan a la transformación: una gran responsabilidad que nos compromete a todos, porque sabemos que son necesarios para el encuentro y la comunión… ¿cómo ser más conscientes y no perder oportunidades, tiempos, momentos de transformación?
En los procesos de transformación lo importante es ver cómo nuestra propia vida va cambiando y descubrir que la misión es un envío, un esperar activo en el que Dios se hace presente y confía en todos y cada uno.
Educar es un trabajo agrícola: cuidar semillas, acompañar procesos, acoger y alentar en el camino, confiar que será posible… hasta recoger los frutos. ¡Qué imagen tan bonita e inspiradora! Nos educamos allí donde se establece una atmósfera educativa, un ecosistema operativo, de acción, de dinamismo, de compartir sueños, caminar juntos, sembrar deseos de acogida y valoración, buscando el bien de todos, dejando que Dios se haga presente en la sencillez, la alegría, el amor, la dificultad, el perdón y la generosa entrega de cada día.
Las reflexiones de la mañana me han suscitado muchos interrogantes que sirven para mi reflexión y para seguir profundizando en el tema. Creo que nos abre a nuevos caminos y posibilidades. Algunas de estas preguntas son:
– ¿ Soy una buena consejera, cómo serlo?
– ¿ Soy cómplice del E. S.? ¿ cómo serlo?
– ¿ cómo ir a los porqués?
– ¿ Soy inspiradora? ¿ cómo serlo?
-¿ El ecosistema que tengo en mi comunidad es favorable para generar procesos de transformación? ¿ cómo potenciarlo?
Resumo algunas ideas importantes:
El arte de la educación es convertirse en líderes que inspiren y que transmitan los porqués ayudando a hacerse preguntas más que a dar respuestas. Es acompañar procesos de transformación. Es el arte de saber convertirse en cómplices del Espíritu Santo .
“Hay formaciones que no TRANSforman” Solo “los porqués “, solo las creencias son las que movilizan y TRANSforman. Que no perdamos nunca la capacidad de hacernos preguntas de calidad, que saboreemos el arte de la maieútica que estimula la reflexión y el pensamiento, que revoluciona las creencias, que suscita siempre más preguntas, que abre a la CREAtividad.
Me ha hecho pensar mucho leer la palabra TRANSformación desde la clave de la estética y la belleza. Lo que no se TRANSforma se DEforma. Generemos comunidades donde vivamos todas y cada una desde el proceso de TRANSformación. Salgamos del EGOsistema para lanzarnos al ECOsistema…Nos ayudará el gustar la Palabra. Saboreemos el salmo 138, de memoria, “Señor, Tú me sondeas y me conoces…”, nuestra identidad narrativa.
Como ideas importantes de la reflexión de hoy destaco la importancia de
. vivir con pasión el Don recibido para poder ser anuncio y memoria de la vida de Jesús en Nazaret para las nuevas generaciones. Las personas no necesitan tanto lo que les damos, como el vernos convencidas de porque lo damos.
. tomar conciencia de que la formación tiene que ser transformadora de todas las dimensiones de la persona, desde la docilidad al Espíritu, que actúa también en cada una de las hermanas de comunidad, y cuenta con nuestra perseverancia.
. vivir la misión como fuente de formación; así la comunidad crece y se abre a responder con creatividad a las necesidades del prójimo y de los que se encuentran en las periferias existenciales.
Contemplar la acción del Espíritu en las personas es fuente de gozo y de esperanza. Despierta deseos de colaborar y de entregar la vida para que Jesús siga naciendo y creciendo entre nosotras y en la sociedad. Los distintos contextos reclaman nuevas formas de vivir la comunidad, manteniendo siempre vivo el ideal de ser “un solo corazón y una sola alma”, según el carisma que nos han transmitido los fundadores, que crece y se renueva en cada hermana y en cada comunidad.