¡Qué imaginación y hasta dónde hemos llegado! Reunir en un mismo coro a religiosas contemplativas de diversas partes del mundo. Creo que es así cómo Dios escucha y contemplan a quienes le cantan y contemplan, aparentemente en espacios reducidos, alejados, en grupos aparentemente separados… El Espíritu dirige esta liturgia incesante que a Dios le suena como coral, con una orquesta que acompaña de forma sublime.
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