Este domingo puede titularse así: “el Elogio de la fidelidad creadora” y “trabajadora”. Hay una fidelidad líquida, que parece estable durante un tiempo, pero después se desparrama, se derrama y desaparece. Otra es la fidelidad creadora y trabajadora, que nunca se cansa: sabe padecer, perseverar y en las dificultades se crece.
¡Esta es la fidelidad a la que nos invitan las lecturas de este domingo! Dividiré esta homilía en tres partes:
- La fidelidad es bella
- El día del Señor, sorprendente como un ladrón.
- El dinero encomendado y sus frutos
La fidelidad es bella
La primera lectura del libro de los Proverbios y el salmo 127, ensalzan la fidelidad creadora: fidelidad a la propia familia y a todos los que la forman. La esposa y madre fiel, organiza, es previsora y providente; merece ser alabada porque respeta a Dios, vive en su presencia, es fiel a su esposo; es hacendosa y creadora de belleza; es una auténtica perla preciosa. Y el salmo 127 lo ratifica: el padre encuentra en una esposa así y en sus hijos la bendición de Dios.
El día del Señor… sorprendente como un ladrón
La segunda lectura de la primera carta a los Tesalonicenses nos pone en alerta: la fidelidad será examinada el día en que Dios venga como un ladrón en la noche.
En aquel momento temblarán las tinieblas del corazón y será castigado el mal y la infidelidad. Jesús el testigo fiel, el Hijo de Hombre y traerá consigo la Salvación, el Reino de la alegría y de la paz para los que han sido fieles; para ellos será como dar a luz con dolores de parto.
El dinero encomendado…. y sus frutos
El evangelio Jesús tenemos una breve parábola en tres partes: 1) Un hombre, muy sagaz en los negocios, sale de viaje y entrega la administración de sus bienes a tres siervos; 2) dos de ellos los administran perfectamente, negocian y duplican lo recibido; el tercero se deja llevar por la desidia, no negocia y deja infructuoso lo que ha recibido; 3) cuando el señor vuelve, les pide cuentas a los tres. A quienes negociaron los invita a entrar “en el gozo de su señor”; el tercero le devuelve lo recibido: ¡Aquí tienes los tuyo! El señor encolerizado lo expulsa a las tinieblas. La fidelidad no es “conservadora”: la fidelidad es creadora, negociadora, supera cualquier dificultad.
Nunca hay que dar por supuesto la fidelidad. La fidelidad hay que trabajarla día a día. ¿Qué hemos hecho con nuestro bautismo? ¿Qué hemos hecho con nuestra primera comunión? Hay cristianos que en el día del juicio le ofrecerán a Dios sólo un bautismo sin estrenar, una primera comunión sin estrenar, unos primeros votos sin estrenar, un matrimonio que a las primeras dificultades, se abandona.
Nuestro Dios no tolera tanta indolencia. Nos desea creativos, activos, personas con iniciativa. Su amor es fuente de exigencia, como un entrenador a su mejor jugador, un maestro a su mejor alumno…
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