En la sociedad española hay cada vez más personas no-casadas, y personas casadas que esperan a engendrar un hijo en el último plazo posible. Se retrasa la edad del matrimonio, se retrasa la edad de la maternidad-paternidad.
Se dirá que es el trabajo, se dirá que son las condiciones económicas… pero ¿habrá alguna razón de fondo? Damos la bievenida a los inmigrantes. Ellos son frecuentemente la vitamina necesaria para que esta sociead no se convierta en un país de viejos. Pero basta entrar en cualquier familia y ver que la mayoría envejece y una minoría de jóvenes ahí está… esperando… sin proyecto claro… y ¡dicen! disfrutando de la vida.
En este contexto se mangifican “los preservativos”, “las interrupciones voluntarias del embarazo”. Parece que engendrar una vida es para no pocas personas “un drama”. La sociedad se muestra tan comprensiva con esos casos… Hoy, como nunca, se valora la esterilidad, para ensalzar el disfrute del sexo.
Nuestra sociedad se está desvitalizado. Está perdiendo recursos naturales. El bloqueo a la vida es excesivo Y lo peor son esos gobernantes ciegos que lo favorecen. Algún día serán condenadas aquellas figuras públicas que hoy parecen contar con los aplausos de las mayorías.
España se está desvitalizando. Por eso, no hay vocaciones para misiones trascendentes. Por eso, las vocaciones de riesgo cuentan cada vez con menos candidatos.
Las familias tienen muy pocos niños. Los abuelos se sienten cada vez más solos y se dedican al vagabundeo. La tristeza se va apoderando de esta sociedad, que se vuelve repetitiva, cansada y solo espera innovaciones tecnológicas para divertise un poco más.
¿Cómo recuperar la seducción de la vida? La razón de fondo es la pérdida del “sentido de la vida”.
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