“EUCARISTÍA” ES DECIR “ALIANZA DE AMOR!” (XVIII Domingo del tiempo ordinario)

Este domingo -2 de agosto de 2020- nos ofrece la oportunidad de contemplar el misterio de la Misa. No pocos piensan que asistir a misa los domingos y fiestas es una obligación… ¡y una obligación grave! Es lo que nos han enseñado en la catequesis. Ésta visión es, sin embargo, muy superficial. La celebración eucarística no es una clase de formación en la sagrada escritura, ni una posibilidad de comulgar. No es el momento en el que un presbítero aprovecha la oportunidad para decirnos que hacemos bien, qué hacemos mal, o qué debemos hacer. La misa es otra cosa. Decir Eucaristía es decir ¡Alianza de Amor!

Alianzas – conexiones cordiales

La palabra “alianza” es muy antigua. Alianza, en hebreo es “berit”, aparece muchísimas veces en la Biblia. Los profetas entienden la alianza en clave de amor.

  • También en nuestro tiempo llamamos “alianza” al anillo que se entregan quienes se desposan. Hablamos de la “alianza de las civilizaciones”, de las alianzas sociales, de la inclusión, de la interconexión ecológica y alianza con la madre tierra para instaurar un nuevo modelo de política mundial.  Pero también se habla de las “alianzas del mal”.
  • En la alianza se anudan relaciones entre los diferentes. Se establecen compromisos de solidaridad, de mutua ayuda y defensa. Las personas en alianza se defienden y se ayudan mutuamente. Las alianzas crean seguridad.
  • Cuando decimos que “otro mundo es posible”, anhelamos una Alianza global en la que nadie quede excluido. En la alianza no perdemos nuestra identidad. En la alianza seguimos siendo diferentes, pero amigos.

¡No un Dios solitario! ¡Dios de Alianza!

Lectura del libro de Isaías (55,1-3):

Así dice el Señor: «Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David.»

La fe en un solo Dios nos ha llevado a pensar a Dios como un ser “solitario”, que se basta a sí mismo, como un auténtico eremita eterno, como un Dios sin alianza. El monoteísmo nos ha llevado a esa visión.
En cambio, nuestra fe en la Santa Trinidad, nos ha llevado a comprender que nuestro Dios es Alianza de tres Personas en la más perfecta comunión. Son tres personas en danza perenne de amor y reciprocidad.

El tercer Isaías, no conocía el misterio de la Trinidad. Pero sí conocía el deseo de Dios de establecer una alianza de amor, no solo interna, sino también externa: ¡una alianza perenne de amor con su pueblo! Dios se comprometió a alimentar y dar vida a su pueblo, con una sola condición: “escuchad mi voz, inclinad el oído”. En hebreo, la respuesta a la Alianza es “hesed”, fidelidad. ¡Qué bello es entonces llamarse “fiel cristiano”!

El Jesús de la Alianza: ¡Comed sin pagar!

Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,13-21):

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.»
Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.»
Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.»
Les dijo: «Traédmelos.»
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

  • Jesús, quiso anticipar la celebración de la Alianza nueva y eterna en el acontecimiento asombroso de la multiplicación de los panes y los peces.
  • Jesús estaba de duelo, por el asesinato y muerte de Juan Bautista.
  • Deseoso de tranquilidad, se fue a una zona desierta.
    • Pero allí le esperaban miles de personas.
    • Sintió un amor entrañable por ellas,
    • curó a los enfermos, y multiplicó los panes y los peces.
    • Jesús hizo realidad la promesa del Dios de la Alianza, según Isaías: alimentó al pueblo que escuchó su voz.
  • En cada Eucaristía
    • somos todos nosotros el pueblo que escucha la voz de Señor y es alimentado con el pan eucarístico;
    • Jesús repite los gestos de la última Cena y establece su Alianza con nosotros, para siempre;
    • Jesús es el Esposo que promete fidelidad y amor para siempre a su Esposa que es la Iglesia.
    • Nosotros renovamos nuestra Alianza con Él;
    • nos prometemos fidelidad mutua.

Amor que excede toda imaginación

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,35.37-39):

¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.

La segunda lectura no nos pide que amemos a Jesús, sino que nos dejemos impresionar por el amor que Jesús nos tiene.

  • Acercarse a la celebración de la Alianza, cada domingo, cada día, es como acercarse al Fuego, al Amor: “nada nos separará del amor que Jesús nos tiene, a todos, a cada uno de nosotros. Recibir el Cuerpo eucarístico es estrechar lazos entre Jesús y nosotros.
  • Quien está en alianza con Jesús, ¿qué puede temer? Él nunca romperá los lazos, la Alianza. Siempre, siempre nos amará, aunque nosotros le seamos infieles. Nada ni nadie nos separará de su amor.
  • Hay gente que presume de sus amistades con los poderosos, con la gente famosa, rica y atractiva, con quienes tienen grandes posesiones y dinero, ¡Nosotros estamos en Alianza con Jesús, con nuestro Dios, porque Él se alió con nosotros primero!

Renovemos en esta Eucaristía la Alianza.

  • La Alianza no se celebra por obligación, sino por amor.
  • La Eucaristía no se celebra para escuchar a un sacerdote, sino escuchar la voz de Dios. Y Dios no quiere que los sacerdotes la acallen con sus palabras e ideas.
  • A la misa no se asiste para no cometer un pecado grave, sino para hacer cada vez más estrecha nuestra alianza de Amor con Jesús, con Dios Padre.
  • El Espíritu Santo cuida para que nuestro fuego de amor no se apague, para que “nada pueda separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Para contemplar

JE CONCLUIRAI UNE ALLIANCE AVEC TOI
ESTABLECERÉ UNA ALIANZA CONTIGO
(EMMANUEL)

1.Je conclurai une alliance avec toi,
Tu as du prix à mes yeux.
Je t´aime tel que tu es,
J´ai soif de toi,
J´ai soif de ton amour.

Je conclurai une alliance avec toi,
Viens à moi,
J´ai soif de toi.

2.Jour et nuit je me tiens à la porte, et je frappe,
Jour et nuit, silencieux invisible,
Même quand tu ne m´écoutes pas, je suis là,
Même quand tu doutes je viens à toi.
Ne crains pas,
ne crains pas,
Je te connais,
j´ai soif de toi

1. Estableceré contigo una alianza.
eres preciosa/o a mis ojos
Te amor tal como eres.
Tengo sed de tí
tengo sed de tu amor.

Estableceré una alianza contigo
¡Ven a mí!
¡Tengo sed de ti!

2. Día y noche me tienes a tu puerta, y yo llamo
día y noche, silencioso e invisible.
Incluso cuando tú no me escuchas, yo estoy allí,
incluso cuando tu dudas, yo vengo a tí.
No temas, no temas, yo te conozco,
tengo sed de tí


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