En la mañana del día 2 de octubre, a las 7.30, a los 76 años de edad, nos ha dejado el P. Severino María Alonso, que se encontraba hospitalizado en Logroño. Su fallecimiento nos ha conmocionado. Hubiéramos querido contar -por mucho más tiempo- con su palabra bella y precisa, su presencia cálida y humilde, su sabiduría elocuente, su testimonio inconmovible. Pero la muerte nos lo ha arrebatado. Él ha sido un gran profeta para la Vida Religiosa de nuestro tiempo. Era un hombre apasionado, convencido y convincente. Revestido de una profunda misericordia, clamaba por el respeto a la persona, a cualquier persona, en la vida consagrada y en la vida de la Iglesia. Fue un serio defensor de los derechos humanos dentro de la vida consagrada y denunciaba con valentía cualquier conculcación de ellos.
Su deseo más profundo era que la vida consagrada tuviera a Jesús como centro y permanente razón de ser. Le exasperaba el circunloquio evasivo ante la referencia explícita, confesante y amorosa, a Jesús. Y con Jesús no podía faltar María, siempre por él contemplada como Madre, como una incesante maternidad que se expresa y actúa en la Iglesia.
En la solidez y evolución de su pensamiento aparecían grandes convicciones, que resaltaban cada vez con más clarividencia el primado de Dios, la centralidad de Jesús, la acción del Espíritu. Ante tal magnitud, mostraba su enorme comprensión hacia la debilidad y limitación humana. Éstaba convencido de que nunca nos salvaríamos por nuestras propias fuerzas. Desde ahí creaba en torno suyo contextos de misericordia, de comprensión y compasión.
Su seria teología se compatibilizada con un gran sentido del humor. Desde la seriedad académica o litúrgica pasaba fácilmente a la sonrisa contagiosa en la mesa o en la sala de comunidad.
No quería agradar, sino, sobre todo, servir, no defraudar, ofrecer sus mejores dones para el enriquecimiento de los demás. Muchísimas personas han experimentado su tímida cercanía, sus fugaces presencias llenas de cariño y amistad. No quería que su amor -tan intensamente sentido- molestase. Hacía el regalo y desaparecía.
La amistad dio sentido a su vida. La amistad era para él mística, iniciación al Misterio, preanuncio de la gran Utopía. Nunca se mostró receloso ante ella. Era más bien su impulsor, consciente de que es el camino hacia el Dios-Amor. Reconocía que su amor era siempre inferior al amor que recibía. Por eso, se estremecía ante la realidad.
Su pasión fue para él también su sufrimiento. El dolor le habitaba tantas veces para ensombrecer su semblante y tal vez, purificarlo, prepararlo, para los grandes encuentros, para momentos proféticos. Severino María Alonso fue un hombre-corazón, un hombre que ardía en caridad y abrasaba por donde pasaba.
Yo le conocí, hace ya muchos años, cuando -viniendo del Líbano- asumió ser nuestro formador. Se hizo apreciar por ser ya un resumen convincente de todo lo que posteriormente explicitó su vida. El tiempos posconciliar lo fue modelando, abriendo, hasta llegar a ser “profeta de una vida consagrada de siempre y de ahora”. Desde el año 1985 vivimos en la misma comunidad. Siempre… tan creyente, tan atento, tan comprensivo, tan hermano, tan humano.
Severino María Alonso vivió una larga e intensa vida. Quien desee, puede acceder a su currículum y asomarse también a su extensa producción bibliográfica: hacer click aquí.
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Estimado Cristo Rey,
No sé si me recordarás por el nombre, soy una antigua Claretiana, alumna vuestra en la Escuela Regina hace unos 20 años, y actualmente eremita diocesana en una diócesis de frontera en el Oeste Canadiense donde llevo ya casi ocho años.
¡Paz y un cordial saludo en el Señor!
Una amiga de Madrid me ha enviado esta entrada de tu blog con la noticia del fallecimiento del P. Severino, a quien recuerdo con gran estima como profesor y como Claretiano.
Me uno con gran afecto y emoción a la oración de toda la Familia Claretiana por el Padre Severino Mª Alonso, y aunque me será imposible asistir personalmente me uno en espíritu desde la distancia a todos vosotros en estos días de duelo y de acción de gracias por una vida tan fecunda y bien vivida.
Con mi afecto y oración,
María Paz Arnés – Prince George Diocese – Canadá
Muchas gracias, Mari Paz. Hasta dónde te ha llevado el Espíritu. Estás con nosotros. Mañana, lunes, a las 18.30 celebramos el funeral de Despedida. Un abrazo, José Cristo Rey
Gracias, Cristo Rey. Sí, el Espíritu me ha llevado a encontrar mi sitio como contemplativa -y misionera- a través de un largo camino de búsqueda. No cabe duda de que vale la pena dejarle y dejarse.
Un gran abrazo y unión de oraciones, especialmente en estos momentos,
María Paz
Cristo reina
Con asombro recibo la noticia..y buscando en internet para saber mas detalles me he encontrado con tus palabras, Gracias Cristo Rey, por esta radiografia que haces del corazón y vida de Severino Mª Alonso.
El verano pasado tuve la suerte de escucharlo de nuevo, compartió con nosotras Hijas de Cristo Rey el tema de la “autoridad”…
Desde lo profundo de mi corazón unirme a vuestro dolor y gozo porque ya está con quien era su Vida y su razón de ser, y fue testimonio y esperanza viva de nuestro ser de consagrados. Desde las Palmas de Gran Canarias me uno en oración. Lourdes
Estimado P.Xto.Rey: Me acabo de enterar de la perdida del P.Severino, y me uno a la oracion por su alma, que seguro que ya esta gozando en el Cielo.
Recuerdo a P.Severino, cuando era solo una novicia que como una esponja absorbia todo y solo su presencia ya merecia el respeto, cariño y admiracion, de los que en aquella epoca eramos los bebes de la vida religiosa. Ya han pasado casi 20 años de aquello y aunque ya hace 12 años que dejé la vida religiosa, nunca ésta me ha dejado a mí. Gracias Padre Xto. Rey por tan hermosas palabras, para el P. Severino. Desde este humilde rincón de España que es Cadiz, mi abrazo más sincero y mi más profundo pésame a toda la familia Claretiana; y por supuesto a todos los que hemos pertenecido o hemos tenido relacion con vosotros. Una virgen consagrada