Fue la última “lectio” en la cátedra de Teología de Vida Religiosa. Asistieron a ella profesores, alumnos, amigos, familiares. Quedó constancia del acto en un video, que ahora dejo aquí como constancia. No se trata de un homenaje a mi persona, sino más bien del homenaje de mi persona a una forma de vida en la Iglesia -la vida consagrada- que tiene mucho encanto y que he ido descubriendo cada vez más a lo largo de mis años de docencia y ante centenares de alumnos y alumnas de todos los continentes: Europa, América, África, Asia y también -aunque parezca extraño- Oceanía (alumnos y alumnas de aquellas remotas islas en mis años de docencia en ICLA -Institute for Consecrated Life in Asia Manila-).
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