Es fácil pensar que ciegos son los demás. Sin embargo, mi campo de visión puede ser muy estrecho, muy corto. Podemos reducir nuestro campo de visión a lo más inmediato y renunciar a una visión amplia, grande, extensa… Lo peor es vivir también en un contexto de ceguera colectiva, comunitaria, social. ¿Será ese nuestro caso? El Evangelio de este día nos invita a pensarlo.
Curación de dos ciegos que siguen a Jesús gritando
Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: – «¿Creéis que puedo hacerlo?» Contestaron: – «Sí, Señor.»Entonces les tocó los ojos, diciendo: – «Que os suceda conforme a vuestra fe.» Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: – «¡Cuidado con que lo sepa alguien!» Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.
Con visión super-reducida
La ceguera se ha convertido en una zona de confort. Nos encontramos a gusto allí donde solo nos interesa lo inmediato, ese pequeño mundo que nos rodea. Nuestra vida se despliega dentro de un espacio minúsculo. Es ahí donde todo lo controlamos y … nada más. ¡A gusto con la finitud! Pero con una micro-finitud de la finitud. Esto lo expresamos así: “¡Qué poca amplitud de miras!
Pertenecer a una familia, a una comunidad, a un grupo, corto de miras, ¿no es resignarse a vivir en zona de tinieblas, donde nunca brilla la luz verdadera?
Dos ciegos aventureros
Nos relata hoy el Evangelio cómo dos ciegos se aventuraron a entrar en el territorio de la Luz. Se acercaron a Él… y encontraron a Jesús, a Aquel que un día proclamaría: “Yo soy la Luz del mundo”. Aquella breve comunidad de ciegos necesitó gritar. Para ellos el encuentro con Jesús era cuestión de vida o muerte. No querían dejar pasar la oportunidad.
Y comenzaron a ver cuando Jesús les preguntó: “¿Creéis que puedo hacerlo?”. La fe comienza en el corazón. La fe consiste en ver “lo invisible”… Y a partir de ahí irrumpió el volcán de una nueva visión que la mano de Jesús, tocando sus ojos, hizo erupcionar.
Quien tiene fe ve mucho más
Hay quienes contemplan la Navidad como “Fiestas”, “Fiestas de invierno”, como un árbol o un reno, o paisajes bellos de nieve. Se extiende la ceguera social cuando solo se ve lo visible. Se extiende la ceguera cuando el campo de visión se reduce a “las izquierdas” o “las derechas”. ¡Cuánto empeño en reducirnos el campo de visión!
“Se les abrieron los ojos”
El Creador de lo visible, es también el Creador de lo invisible. Hay una ceguera hacia lo Inivisible. Es la autosuficiencia de los ojos, que prescinden de ver con los otros ojos, los ojos de la fe. Por la mirada de la fe creemos en el amor, en la justicia, en la paz, en el Adviento de algo que nosotros no construimos, en la llegada de una nueva Jerusalén, un cielo nuevo y una tierra nueva.
Señor, yo veo pero aumenta mi visión
Creer no es ceguera. ¡Quien te cree, te crea!
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