Este es un domingo 30 de año litúrgico, 25 de octubre de 2020 está dedicado al tema del amor, a la experiencia del amor, a descubrir en nosotros, ese fuego que nos circula, de mil formas, en mil direcciones, de dentro afuera, de afuera adentro. ¿Qué es amar? Lo mejor no es definirlo, sino vivirlo. Cuando se ama, Alguien se revela en el amor. Es el “Tercero misterioso”.
¡El Compasivo… y su ira encendida!
Así dice el Señor: «No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos. Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.»
Lectura del libro del Éxodo (22,20-26):
“Forasteros, emigrantes, viudas, huérfanos, pobres y prójimos”. He aquí los nombres de aquellas personas en las que Dios derrama su amor, su predilección. Son ellas las que conmueven sus entrañas, las que se convierten en sus favoritas. Y la razón es ésta: ¡porque soy compasivo!
Esa es la definición de nuestro Dios: la com-pasión.
- Padece con los que padecen. Esa es su debilidad.
- Hacerle algo injusto, malévolo, a uno de estos, sus hijos o hijas, es hacérselo a Él mismo. Dios ama a sus pobres como a sí mismo…
Por eso, su mandato es claro:
- ¡No oprimirás!
- ¡No explotarás!
- ¡No serás usurero!
- ¡Devolveráss!
Estos son los verbos del amor celoso y preferente a los pobres. ¡Está visto! Lo que hagamos con los más desvalidos, lo hacemos con el mismo Dios. Si les hacemos mal, encenderemos la ira de Dios. El Compasivo puede ser el peor enemigo de quien no tiene compasión.
¡Amarás!
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,34-40):
Él le dijo: «”Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.” Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»
Jesús vino como el Maestro del Amor. Hizo de toda su vida amor. Cuando le preguntaron por el primer mandamiento, lo querían tentar, tender un lazo. Probablemente aquel “experto” quería demostrar la ignorancia de Jesús, o tal vez se esperaba una afirmación de la unicidad de Dios: “Dios es solamente uno, a Él solo adorarás”. Pero a Jesús no le interesaba la adoración, sin más, sino el amor y un amor extendido a todos y en todos a Dios. El amor más particular lleva en sí mismo la semilla de la totalidad.
¿Qué es el amor? ¿En qué consiste? Sentirse amado, amar, es una experiencia inefable. Para eso están los poetas, los músicos, los artistas: la poesía, la música, el arte de nuestros gestos amorosos, de nuestras palabras. El escritor austriaco, Peter Handke, ha escrito varias frases sobre el amor que ahora transcribo:
- “Él no se proyectaba en el otro. Proyectaba al otro dentro de sí mismo”.
- “ Amor: bellos ojos, cualesquiera que sean. Sí, el amor es una fiesta de los ojos”.
- “Cuando alguien al escribir, utiliza con toda normalidad la palabra “Dios” me resulta difícil continuar la lectura”.
- “Amor es también: ¡amado cuerpo!”
- “Quienes se aman se reconocen a través del humor”.
“Acabo de ver con total claridad (¡fue un descubrimiento!), que en el amor, para el amor, no bastan únicamente dos: una y otra vez necesito a un tercero a quien poder dirigirme, para tranquilizarme, para fortalecerme, para permanecer firme, para volver a despertar, para decir gracias -como complemento. Y a este tercero en mi amor, con quien puedo compartir pensamientos sobre mi amor, que cuida de mi siempre que me vuelvo hacia él, sólo puedo concebirlo con el nombre de “Dios” (y el mero volverse hacia el tercero es ya ese complemento)”.
Peter Kandke, Historia del lápiz
Amor se conjuga en activa y pasiva, en divino y en humano. Quien ama cayó en la red… de la libertad.
La Palabra alimenta el Amor
Sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la palabra entre tanta lucha con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. Desde vuestra Iglesia, la palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y en Acaya, sino en todas partes. Vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,5c-10):
Amor es elocuente y habla. La Palabra de Dios es la Palabra del Amor. Pablo y sus compañeros reconocen cómo la comunidad cristiana de Tesalónica acogió apasionadamente la Palabra de Dios y se dejó encender en su fuego. De modo que “desde vuestra Iglesia la palabra de Dios ha resonado en todas partes”.
“El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él”. La comunidad de Tesalónica está habitada por el Amor, por la Palabra. Y es que el amor crece cuando se conoce. La Palabra enciende el corazón. Es eficaz y llega a lo más profundo del corazón.
Para meditar
EL AMOR PRIMERO (“Como el primer día”)
(Alberto Cortez)
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