DESACTIVAR AL PRECURSOR – EL MÁRTIR DE LA ESPERANZA

En aquel tiempo los discípulos preguntaron a Jesús: “¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que venir primero?”. Jesús contestó: “Es cierto que Elías ha de venir y que ha de poner todas las cosas en orden. Sin embargo, yo os digo que Elías ya vino, pero ellos no le reconocieron, sino que hicieron con él cuanto quisieron. De la misma manera va a sufrir a manos de ellos el Hijo del hombre”. Entonces comprendieron los discípulos que Jesús les estaba hablando de Juan el Bautista.

Una vez más Juan Bautista se nos pre­senta como personaje fundamental del Adviento. Él no es el único. También en nuestro tiempo hay personajes de adviento. Yo mismo puedo serlo, aunque habré de pagar las consecuencias. 

Juan Bautista, el nuevo Elías “eliminado”

Jesús sabe que hay personas que traen con­sigo nuevas esperanzas a la tierra, que responden a las expectativas de la gente. Pero después de venir, es como si no hubiesen venido. Las fuerzas del mal se las inge­nian para desactivar y anular la acción innovadora. Llegó Elías, dice Jesús, a poner las cosas en orden, pero ni lo reconocieron, lo manipularon malamente. Jesús se refería a Juan el Bautista como el Nuevo Elías. Lo peor no es eso, sino que tales manipuladores van a intentar hacer lo mis­mo con el Hijo del hombre. Van a querer anular su pre­sencia en este mundo, de modo que no sea reconocido, sino contado entre los criminales. Así es la profecía de Jesús: desenmascara el mal, aunque después el mal in­tente salirse con la suya. Los profetas cuentan anticipada­mente su propia condenación. 

Contra la Esperanza

Hay personas que, movidas por el mal, rechazan la esperanza, se oponen a ella, la desvirtúan y la camuflan para que no sea reconocida. Hay personas que lo hacen con un aparente halo de piedad y santidad: se oponen a todo lo que advenga para mantener intactas tradiciones que en el pasado funcionaron, pero que no traen consigo novedad, sino sólo rutina y mantenimiento del statu quo. La humanidad de los más pobres y margi­nados desea la llegada de un “nuevo Elías”. Y tiene dere­cho a reconocerlo cuando éste llega. Y, si ya ha llegado el Hijo del Hombre, tenemos que crear las condiciones para que su persona, su mensaje y su acción encuentren aco­gida y hospitalidad en nuestras comunidades cristianas y humanas.

Echa una mirada al planeta, descu­bre tantas necesidades de rescate, de salvación. Y deja que el Espíritu te muestre los caminos de Dios para dar­les respuesta.

Descubre lo que se hace con los personajes que traen esperanza a la tierra, a la Iglesia, a tu comuni­dad o familia. Agradece tantos mensajeros de esperanza que Dios nos envía cuando menos lo esperamos.

Plegaria

Abbá nuestro, nos has enviado a tu Hijo y todavía andamos dudando de su venida y la eficacia de su redención. Líbranos de la falta de esperanza y nunca permitas que seamos de aquellos que ocultan su rostro e inculcan dolosamente a los demás que no hay nada que esperar. Abbá de la esperanza, haznos reconocer a quien ya está en medio de nosotros haciendo surgir la nueva Jerusalén.

Contemplación:
UT QUEANT LAXIS
Himno medieval a san Juan Bautista

Traducción en castellano de “Ut Queant Laxis”

Para que que nuestras voces
puedan cantar tus grandes maravillas,
desata nuestros labios incrédulos, 
Oh San Juan el Bautista

Un Mensajero trajo a tu padre
la nueva de que pronto nacerías,
y le dictó tu nombre y le predijo
el curso de tu vida.

 Aquél, incrédulo de promesa divina
de pronto perdió el sonido del habla:
pero una vez que naciste le devolviste
el órgano de su voz perdida.

Desde el vientre materno presentiste
a tu Rey en el vientre de María.
Y al revelárselo a Isabel mostraste
lo que después serías.

Gloria al Padre celeste, gloria al Hijo
que engendrado por Él en Él habita
y gloria al Espíritu que los une
por tiempos sin medida.

Amén

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