Advientos misteriosos ¿… y laicos?

Decir “Adviento”  en medio de una crisis como la actual ¿tiene sentido? ¿Qué podemos esperar “del cielo”, si los problemas no se resuelven en la tierra? Nosotros esperamos la venida gloriosa de Jesús. Ahora recordamos litúrgica y simbólicamente su primera venida: que el Hijo de Dios se hizo hombre, entró en nuestra carne, en nuestra historia, para salvarla, pero no unilateralmente sino en alianza con nosotros.

Jesús nunca quiso privarnos de nuestra responsabilidad. Más bien nos invitó a ser buenos  e inteligentes administradores (la parábola de los talentos). También nos llamó –como excelente maestro- a “no agobiarnos”, a encontrar soluciones serenas y a contar siempre con Dios Padre, porque Él –que cuida de los pajarillos y las flores- está de nuestra parte.

Adviento y futuro son dos palabras que se iluminan mutuamente. Como decía Picaso: “la inspiración me adviene cuando estoy trabajando”. Así también llegará la solución (“adviento” o el futuro como gracia) mientras tratamos de darnos un futuro con nuestro esfuerzo conjunto. Lo expresó muy acertadamente el Presidente del Parlamento, José Bono, en su discurso a los representantes de la política española con motivo del día de la Constitución:

“Los aquí presentes, pese a nuestros torpes empeños en exagerar diferencias, sabemos que mientras estemos unidos en lo esencial , hay esperanza y no podrá triunfar el fracaso. Con la Constitución de nuestra parte y unidos en lo esencial, no hay peligro”.

También en la clase política, y trabajadora y empresarial y sindical y en las víctimas de la situación actúa el Espíritu de Jesús y genera “advientos misteriosos” y aparentemente laicos. El Espíritu actúa abiertamente “en el cielo”, misteriosamente “en la tierra”. Esparce sus dones como quiere y donde quiere. Muchas personas, sin saberlo, son movidas y energizadas por su poder. Tiene sentido decir Adviento y celebrarlo en nuestra Iglesia, porque la Navidad está cerca y el Espíritu de Dios “nunca defrauda”. Ahora, no sabemos por dónde llegará la Navidad y dónde aparecerá la solución, probablemente nos llegue donde no la esperan las mayorías.

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