“¡SIENTO COMPASIÓN DE ESTA GENTE!”

Nuestro corazón tiene diversas capas: una de las más profundas es la ge­nerosidad. Nuestro natural ego-centrismo o egoísmo, la mantiene oculta. Sólo el Buen Espíritu la hace estallar… y a veces, como un volcán. Pide al Espíritu la gracia de un corazón generoso y acogedor.

La capacidad de acogida y la generosidad de Jesús (Mt 15, 29-39)

Jesús, saliendo de allí, se fue a la orilla del lago de Galilea; luego subió al monte y se sentó. Mucha gente se reunió donde él estaba. Llevaban cojos, ciegos, mancos, mudos y otros muchos enfermos; los ponían a los pies de Jesús y él los sanaba. De modo que la gente estaba asombrada al ver que los mudos hablaban, los mancos quedaban sanos, los cojos andaban y los ciegos veían. Y todos alababan al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Siento compasión de esta gente, porque ya hace tres días que están aquí conmigo y no tienen nada que comer. No quiero enviarlos en ayunas a sus casas, no sea que desfallezcan por el camino”. Sus discípulos le dijeron: “Pero ¿cómo encontrar comida para tanta gente en un lugar como este, donde no vive nadie?”. Jesús les preguntó: “¿Cuántos panes tenéis?”. “Siete y unos pocos peces” -le contestaron. Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó en sus manos los siete panes y los peces y, habiendo dado gracias a Dios, los partió, se los dio a sus discípulos y ellos los repartieron entre la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía llenaron siete canastas con los trozos sobrantes.

Allí donde el sufrimiento humano se concentra

Hay lugares donde se concentra el sufrimien­to:

  • las dramáticas escenas de una ciudad tras una catástrofe natural o tras una guerra;
  • los campamentos de refugiados;
  • los santuarios marianos donde tanta gente busca curación, serenidad en la dificultad, ser atendida y sanada.
  • Dice el evangelio que la gente ponía a sus enfermos a los pies de Jesús y Él los curaba.

La hospitalidad y acogida de Jesús fue tal que no quiso despedir a la gente que a Él acudió, pues podían desfallecer por el camino. ¡Habían pasado con Él tres días! Habría que imaginárselo. Al fin, ante la petición de los discípulos más cercanos de despedir a todos, Jesús piensa en la gente y en la posibilidad de que desfallezcan en el camino a casa. Por eso, decide invitar a todos a tomar el alimento: panes y peces.

Jesús suplica a Dios Padre que multiplique el pan y los peces. Se le parte el alma ante la necesidad humana: primero la necesidad de salud física y psíquica… después de alimento. No le impone a la gente normas morales, ni códigos de conducta: ¡solamente la seduce con su actitud, con su generosidad, con su capacidad de compasión y transformación. Y expresa así, cómo es Dios Padre, con quien conectó.

Signos de la Presencia y Asistencia de Dios

Existe en nuestra sociedad un gran escep­ticismo ante soluciones no-científicas o irracionales de los pro­blemas. Quien cree en el Dios de la Alianza, en que nuestro mundo está en Dios y que “en Dios nos movemos, vivimos y existimos” ¿no deberá esperar soluciones a sus preguntas, sanación a sus sufrimientos, horizontes a sus muros infranqueables?. Jesús nos mostró que “nada es imposible para el que cree”. Nos invitó a “pedir” porque recibiremos, a tener fe, una fe que supere la fe de Israel.

Cuando la misión nos acerca al ser humano en su dolor y precariedad, cuando surge en nosotros la misericordia entrañable, la compasión, entonces acontecen señales de que Dios está con nosotros y, si la fe es fuerte, la fe nos cura y sana.

Deseo de Adviento

Piensa en la Iglesia que se acerca al mundo del dolor. Descubre en ella cómo extiende y prolonga la misión sanadora de Jesús. Contémplate como un discípulo o discípula de Jesús inserto en ese contexto del reino de Dios.

Acércate a algún enfermo o persona que lo esté pasando mal. Que a través de ti, experimente la com­pasión entrañable.

Plegaria

Concédenos, Señor, participar de tu compa­sión entrañable. También nosotros nos encontramos con el sufrimiento, la desgracia. Tú, que nos prometiste el don de curar enfermos, expulsar demonios, resucitar muertos, haz que acojamos tu Espíritu con una fe inquebrantable para que no entorpezcamos la llegada del reino del Abbá.

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Una respuesta en ““¡SIENTO COMPASIÓN DE ESTA GENTE!”

  1. Carmen Pérez Yruela, Religiosa de la Presentación de la Virgen María, de Granada- dijo:

    Gracias.

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