La verdad es que hace falta mucha ciencia y sabiduría para comprender todo lo visible y perceptible: y constatamos que dentro de lo visible y perceptibles es mucho lo que se nos escapa y a lo que no llegamos. La inteligencia “inteligente” se sabe siempre llamada a la “humildad”. Y cuando comprende sus límites, se despoja de toda arrogancia. El “inteligente” es, por eso mismo, humilde. Para mayor humildad, todavía, confesamos en el Credo de la Iglesia católica que nuestro Dios es creador “de lo visible y de lo invisible”. ¿Y cuál es esa “otra” creación “invisible” que para no pocos es pura fantasía? La fiesta de los Tres Arcángeles nos ayuda a reflexionar sobre ello.
En nuestra fe cristiana confesamos que nuestro Dios-Padre-Madre es Creador de dos dimensiones de la realidad: la visible y la invisible. Para hablar de esa realidad creada “invisible” recurrimos -como es obvio- a imágenes, símbolos irrepresentables, términos que no sabemos cómo verificar: ángeles, demonios, el Maligno,, el Pecado, Cielo, Infierno. Los artistas han tratado de representarlos… pero tantas veces…. nos han confundido…
La verdad es que la separación entre lo visible y lo invisible es como decía Jesús en la parábola del rico epulón y el pobre Lázaro “abismal”.
La fiesta de hoy -los santos arcángeles Migu-el, Gabri-el y Rafa-el- nos invita a prestar atención al mundo creado “invisible”.
- Y el primer invisible es Dios-Padre y su Espíritu: “A Dios nadie lo ha visto”.
- Y en torno a Él, todo un mundo invisible. La tradición teológica de la Iglesia ha considerado que ese mundo “invisible” es tan incomprensible a nuestra razón, que somos incapaces de representárnoslo.
- La tradición nos ha habido de miríadas y miríadas de ángeles; pero, para poderloo todavía más difícil, nos ha dicho que cada ser angélico es respecto a otro de una “especie” diferente.
- Y hablar de miríadas de distinciones (no solo de individuales, sino específicas), es como para romper nuestra capacidad intelectiva y volverse loco al querer representarlo. Los artistas del pasado han representado a los angelitos como “clones”… cuando según la tradición cada uno sería de especie distinta…
Más allá de toda elucubración teológica, lo que podemos confesar es la inimaginable imaginación creadora de nuestro Dios -Padre-Madre, que rompe todos nuestros esquemas, nuestra capacidad de comprensión… La fantasía creadora nos invita a “ver” la realidad de otra manera, desde otras perspectivas y a reconocer cuán ciegos estamos” cuando sólo por lo poco visible que alcanzamos a ver, negamos aquella otra realidad que se nos escapa y a la que por ahora no tenemos acceso.
“Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis”
“Y veréis los cielos abiertos y a los ángeles…”
“Tienen ojos y no ven”
La fe es luz, es posibilidad de visión. Es una luz que se nos concede para atisbar otro mundo. También el mundo de quienes “nos dejaron”, de esa humanidad que desaparece constantemente y nos preguntamos qué será de ella.
Conectar con el mundo invisible no es una imposibilidad. De alguna manera los filósofos, los poetas, los artistas vuelven ese mundo invisible concepto o idea, imagen o cuadro, música o canc ión. Hay seres humanos limítales que allá “en lo fronterizo” perciben “significados flotantes” que nos los transmiten en sus composiciones intelectuales o artísticas.
No hay cosa peor que estar orgulloso de la propia ceguera.
Hay quienes dicen “ver para creer”… La fiesta de los arcángeles y los ángeles nos invita a “Creer para ver”.
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