Resulta fascinante que -en su diálogo con Nicodemo- Jesús se identifique con la serpiente enalzada por Moisés en el desierto, que con solo mirarla, contemplarla la gente curaba y sanaba de las mordeduras de las serpientes. Jesús se muestra como “la auténtica serpiente seductora”. ¡Cuántos artistas no han quedado seducidos por la imagen de un Jesús crucificado y bajado de la Cruz! El Jesús-Serpiente sanadora es el Crucificado, el Crucifijo. Recuerdo celebraciones de la Pascua que celebré con Jóvenes, que en la adoración de la Cruz el viernes santo, se detenían ante una gran imagen de Jesús crucificado extendida en tierra y sentían una conmoción -amor, llanto, comunión- que me impresionaba.. más que en la comunión del Jueves Santo… Y yo me preguntaba porqué. ¿No sucede lo mismo en las procesiones de la Semana Santa? ¿En nuestras iglesias cuando nos acercamos al Cristo crucificado? ¡El es nuestra medicina! No se trata de idolatría, sino de fe… una fe que mueve montañas y sana nuestra razón endiosada.” Cuando sea enaltecido lo atraeré todo hacia mi”. Ese es el mensaje de la Palabra eucarística este martes de Pascua (21 de abril 2020); se continúa el diálogo de Jesús con Nicodemo.
Lo más importante no es el qué, ni el cómo de la fe: ¡comienza por el “porqué”!
Jesús le hace a Nicodemo un reproche: ¡la incredulidad de su pueblo! Tampoco el anciano y buen fariseo se decide a entrar en una nueva fase: la del renacer.
- Jesús se lo reprocha. Está encerrado en esa razón ciega de la tradición repetitiva sin expectativas. Su racionalismo lo encierra en lo de siempre.
- Jesús lo invita a dar un salto: a mirar en todas las direcciones: abajo y arriba, las cosas de la tierra y los misterios del cielo.
- Jesús quiere que se apasione por el todo, y no por lo parcial, que no sea partidista.
- Jesús lo llama a creer en su testimonio: ¡Él ha bajado del cielo! ¡El es el Hijo del hombre del que habló Daniel!. ¡Él será levantado sobre la Cruz, como fue levantada por Moisés la serpiente en el desierto, y quienes claven en Él sus ojos y crean, tendrán la vida, nacerán de nuevo!
- Jesús invita a Nicodemo a salir de los estrechos límites de su razón y a abrirse al testimonio de lo invisible y a dejarse seducir por la “Serpiente de Dios”, el Jesús exaltado en la Cruz. ¡Qué bien lo entendió Nicodemo, como muestra el hecho de que con valentía se acercara a Pilato, el viernes santo, para que le diera el Cuerpo de Jesús!
La tiranía idolátrica de la razón
No somos conscientes de la tiranía de la razón “endiosada”.:
En cambio, cuando la razón se vuelve humilde compañera de la fe,
- se siente desafiada, estimulada por los significados que se anuncian en las fronteras.
- Quienes habitan la frontera sienten la seductora tentación de “ir más allá”. ¡Eso es la fe! ¡Traspasar límites! ¡Volverse periférico!
- ¡Como los artistas, como los auténticos filósofos, cómo los fundadores de religiones, como los inquietos buscadores y aventureros…! ¡Eso es fe que vuela con el ala de la ambición y el ala de la humildad.
- La fe inteligente y la inteligencia que cree es el órgano para conectar con Jesús, nuestro contemporáneo: para contemplar también hoy a la Serpiente seductora. Esa contemplación produce un efecto espectacular: hace bienaventurada a la persona que cree y le hace experimentar la sanación, la utopía, una vida que ni siquiera la muerte es capaz de amenazar. La fe es una entrega loca al Misterio de la vida. La fe es buscar hasta el final… amar… y esperar.
Plegaria
Jesús, ¡eres un Maestro insuperable! Tú nos indicas el camino para superar nuestros límites sin perder autenticidad. Tú nos invitas siempre a superarnos, a abrirnos a nuevas revelaciones, a cruzar fronteras, a ser hombres y mujeres que pueden renacer y experimentar una vida sin temor a la muerte. Gracias, por tantos tantos crucifijos desde los que seduces nuestra mirada… y contemplándote y adorarte… ¡nos sanas!.
Para contemplar: ¡Creo en Vos!
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