Fue para mí como un hermano mayor. Lo conocí más directamente cuando me nombraron Director de la revista “Vida Religiosa”, de la cual él era secretario–desde más de 20 años-. Él tenía la experiencia. Yo era un novato audaz que asumió -por obediencia un tanto desconsiderada- una tarea que me excedía. Pero allí estaba el P. Barrios dispuesto a ayudarme, aconsejarme y alejar de mí cualquier temor. Se inició entre nosotros una estrecha relación de hermanos y amigos. El ritmo de una revista quincenal nos invitaba a mantener múltiples conversaciones sobre temas, situaciones, conflictos, perspectivas y sueños, referentes a la vida religiosa. Alberto Barrios aportaba a la revista una inmensa e incesante información sobre los institutos religiosos de todo el mundo.
A instancias del P. Alberto iniciamos en la revista una sección titulada “cartas del Director”. Esas cartas se convirtieron posteriormente en un libro, titulado “Un largo amanecer: la nueva forma de la vida religiosa”. El título expresaba muy bien cómo interpretábamos el momento por el que -en los años 80 y 90- pasaba la vida religiosa: “Un largo amanecer”.
Su dedicación a la vida consagrada no se reducía a la redacción e impresión continuada y sin pausa de los diversos números de la revista. Todo el tiempo restante lo dedicaba a su pasión: descubrir y testificar los orígenes carismáticos de personas e institutos religiosos. Era una delicia escucharle comentar sus descubrimientos, mostrar documentos inéditos, verle configurar su interpretación de los hechos.
Fue “La espiritualidad de santa Teresita del Niño Jesús” la que motivó su primera investigación en dos volúmenes y múltiples ediciones; unos años después publicó sobre ella otro libro: ”Santa Teresita, modelo y mártir de la vida religiosa” .
Posteriormente publicó otro libro titulado “La espiritualidad cordimariana de san Antonio María Claret”.
Su interés por la espiritualidad, plasmada en santos y fundadores, le llevó a publicar innumerables obras de las que aquí reseñamos algunas de ellas:
- “Mujer audaz: santa Micaela del Santísimo Sacramento: su vida, sus empresas, su espíritu”;
- “Los pobres son Cristo”, y “Yo llevé a Cristo sobre mis espaldas”: en ellas resaltaba la vida santa de un paisano suyo, padre de familia y adorador nocturno, nacido en Santo Domingo de las Calzada, Alberto Capellán.
- “A merced de Cristo: Las Madres Teresa Toda y Teresa Guasch, Fundadoras de las Carmelitas Teresas de san José: su vida, su fundación, su espíritu: historia documentada” (Carmelitas Teresas de san José),
- “Caridad de Madre” (Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús),
- “El desafío de la Misericordia”,
- “¿Quién es mi prójimo?”,
- “Los pobres son mis delicias” (Franciscanas de la Purísima Concepción)
- “La caridad hecha mujer” (Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús),
- “Dos hermanos: un carisma, una esperanza: el P. Marcos Castañer y Seda y su hermana Gertrudis, Fundadores de las Religiosas Filipenses”
- “Alegría de una entrega: la biografía de sor Isabel Lete Landa”,
- “Al ritmo de Cristo: Paula Gil Cano” (Franciscanas de la Purísima Concepción),
- “Sé de quién me he fiado”: El Carisma de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y María, según su fundadora Madre María Teresa Dupouy. San Sebastian 1991 Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y Marí
- “El carisma de las Franciscanas, Hijas de la Misericordia”
- “Asunción Soler Gimeno: rasgos de su vida y de su obra” (Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús),
- “Las Comendadoras de Santiago”,
- ¿Quién es mi prójimo: Francisco de Asís Méndez Casariego”
- La caridad hecha mujer: Isabel de Larrañaga Ramírez, Fundadora de las Hemanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús. Historia Documentada.
- “Al estilo de Cristo: la M. Cesarita Ruiz de Esparza y Dávalos, fundadora de las josefinas de Méjico: compendio histórico de su vida, misión y espíritu”.
Cada libro es no solamente un reflejo del tema o de la persona sobre la que se escribe. Es un reflejo también del autor. En toda esta producción bibliográfica y en su temática, queda muy bien reflejada la persona que investigó, elaboró, diseñó y ofreció a los más variados grupos su obra.
En los últimos años de su vida, el P. Alberto era un reflejo de la paternidad de Dios: un hombre de fe, de esperanza, impulsor de todo aquello que haga progresar el Evangelio… Él fue, también para mí, un gran regalo de Dios, un gran confidente. Yo le decía: ¡qué bien te acogerán en el cielo, aquellos santos y santos a quienes dedicaste tantas horas de tu vida!
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Conocí o más bien me conoció él a mi hace muchos años, en Segovia.
Yo tenía tres años y él empezaba su inmensa vida entregada a Dios y a los hombres.
Estuve varios años en el colegio de “los misioneros”
Lo volví a encontrar haciendo la carrera en Madrid. Me aconsejó siempre bien y fue mi gran guía. Me casó y bautizó a mis cuatro hijos. A los dos mayores también los casó él. Esta familia lo tendremos siempre en nuestro corazón. Antonio