Hay responsables de promocionar y mantener la fraternidad y sonoridad en el mundo; y también responsables de una relación fraterna y sororal con la “hermana tierra”, la “casa común”. Hay grupos de dirigentes que si lo intentan puede ser el paradigma de una humanidad distinta, que pueden tener una auténtica “autoridad moral” para establecer nuevas relaciones en nuestra “casa común”. Se trata de las personas sobre quienes recae la autoridad política y religiosa. ¡La encíclica conluye con una llamada a los poderes políticos y religiosos para que sean en nuestro planeta “líderes con alma”, generadores de contextos de fraternidad y sororidad. Son los servidores de la Fraternidad-Sororidad. A ellas y a ellos les ha confiado el Padre-Madre de todos el liderazgo del Servicio transformador.
IV. Política y Religiones al servicio de la fraternidad (caps. 5, 8)
La responsabilidad del logro de una fraternidad y sororidad global recae sobre dos instancias: la Política y la Religión. Y ambas en sus diversas configuraciones.
1. La Política: el pueblo en camino hacia otro mundo posible (FT, 154)
Hay modelos de política que no facilita la fraternidad y sororidad mundial: el populismo y el liberalismo.
- El populismo utiliza demagógicamente a los débiles para sus propios fines. Instrumentaliza políticamente la cultura del pueblo para ponerlo al servicio del propio proyecto personal y de su perpetuación en el poder. El populismo exacerba las pasiones más bajas y egoístas de algunos sectores de la sociedad (FT,159).
- El liberalismo habla de respeto a las libertades, pero sin la raíz de una narrativa común. (FT, 163). Utliza su defensa de la libertad para promocionar los intereses económicos de grupos y personas sin aprecio de la solidaridad hacia todos(FT, 155).
Sin embargo, la sociedad es “pueblo”. Y por ser pueblo para conformar un “proyecto común” son necesarios
- “sueños colectivos”,
- “búsquedas comunitarias”,
- objetivos comunes más allá de las diferencias.
- Solo se consiguen cosas a largo plazo cuando se convierten en un sueño colectivos. (FT,157).
Ser parte de un pueblo
- es formar parte de una identidad común, hecha de lazos sociales y culturales.
- Caminar hacia un proyecto común no es algo automático, sino que es un proceso lento, difícil (FT, 158).
- Hay líderes populares -¡no populistas!- que expresan y entienden el sentir del pueblo: aglutinan, conducen hacia la transformación. (FT, 159).
Un pueblo está vivo, es dinámico y tiene futuro
- cuando está abierto permanentemente a nuevas síntesis incorporando al diferente.(FT, 160),
- cuando ofrece a todos posibilidades de trabajo digno: pues la peor pobreza es aquella que priva del trabajo (FT,162).
- Por eso, la política mundial no puede dejar de colocar entre sus objetivos principales e imperiosos el de acabar eficazmente con el hambre, que priva de la vida. (FT, 189).
La política y la ternura: “También en la política hay lugar para amar con ternura. Y ¿qué es la ternura?
- Es el amor que se hace cercano y concreto.
- Es un movimiento que procede del corazón y llega a los ojos, a los oídos, a las manos. […]
- La ternura es el camino que han recorrido los hombres y las mujeres más valientes y fuertes»[3].
- En medio de la actividad política, «los más pequeños, los más débiles, los más pobres deben enternecernos: tienen “derecho” de llenarnos el alma y el corazón. Sí, ellos son nuestros hermanos y como tales tenemos que amarlos y tratarlos» (FT, 194).
Las religiones al servicio de la fraternidad en el mundo
Dios no mira con los ojos, mira con el corazón. El amor de Dios es el mismo para cada persona sea de la religión que sea. Y si es ateo es el mismo amor. (FT, 281). Contrario a la fraternidad es el terrorismo y la violencia fundamentalista en nombre de la religión (FT, 284).
El objetivo del diálogo interreligioso
- es establecer amistad, paz, armonía
- y compartir valores y experiencias morales y espirituales en un espíritu de verdad y amor (FT, 271).
La fe en Dios es el gran fundamento de la fraternidad y sororidad humana:
- Sin una apertura al Padre de todos no habrá sólidas y estables razones para el llamado a la fraternidad… Aceptar la igualdad entre los hombres y establecer una convivencia cívica entre ellos no consigue fundar la hermandad (FT, 272)
- Si el ser humano es imagen visible de Dios invisible, por eso, es sujeto de derechos divinos que nadie puede violar (FT,273).
- Hacer presente a Dios es un bien para nuestras sociedades.
- Buscar a Dios nos hace compañeros de camino… hermanos. (FT, 274).
Cuando no hay Dios aparecen los “ídolos” y sus consecuencias.
“No puede admitirse que en el debate público sólo tengan voz los poderosos y los científicos. Es necesario poner un espacio para los textos religiosos clásicos
FT, 275
La Iglesia quiere ofrecerse :
- como un hogar entre los hogares,
- como casa de las puertas abiertas, porque se siente madre.
La iglesia desea testimoniar al mundo actual su fe, suesperanza y su amor al Señor…
- Para muchos cristianos, este camino de fraternidad tiene también una Madre, llamada María. Ella recibió ante la Cruz esta maternidad universal (cf. Jn 19,26) y está atenta no sólo a Jesús sino también «al resto de sus descendientes» (Ap 12,17). Ella, con el poder del Resucitado, quiere parir un mundo nuevo, donde todos seamos hermanos, donde haya lugar para cada descartado de nuestras sociedades, donde resplandezcan la justicia y la paz. (FT, 278).
- Y como María, la Madre de Jesús, «queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, que sale de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad […] para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación»[4]. (FT, 276).
- La música del Evangelio no debe callar (FT,277).
- Pero también la Iglesia necesita unidad dentro de ella misma.
Súplica
“Pedimos a Dios que afiance la unidad dentro de la Iglesia, unidad que se enriquece con diferencias que se reconcilian por la acción del Espíritu Santo… Al proceso de globalización le falta todavía la contribución profética y espiritual de la unidad entre todos los cristianos”
FT, 280
Es verdad que ser hermanos y hermanas es a veces imposible en las familias. Es verdad que vivir como hermanos y hermanas es incluso imposible en comunidades que se denominan “fraternidades”. ¡Cuántos demonios se intercalan entre los más próximos para dividirnos, para enfrentarnos! Y si ésto sucede a nivel micro-, ¿qué no sucederá a nivel macro-? ¿Será esta encíclica un “canto a lo imposible”? ¿Será esta encíclica un sueño utópico? En ella hay una utopía que es el sueño de Dios-Abbá, el sueño del Reino de Dios que Jesús proclamó, el sueño del Espíritu que “reune en la unidad” a cuantos están dispersos. La cuestión no es si la encíclica es o no una utopía. La cuestión es: ¡dónde estoy yo situado! ¡A qué movimiento pertenece mi comunidad, mi grupo! ¿Hago respirar la fraternidad y sororidad en el mundo? O ¿estoy ahogándola constantemente en esa pequeña parcela en que vivo? Jesús inició un movimiento: “reunir a todos los hijos e hijas de Dios que estaban dispersos”. ¿Quéremos también nosotros, de verdad, dejarnos reunir y colaborar con nuestro Hermano mayor? ¡Gracias, papa Francisco, por ser cómplice del Espíritu en el sueño de arreglar la casa común (¡Laudato Si!) y hacerla habitable como el hogar de hermanas y hermanos! (Fratelli tutti)
Para contemplar
CANTO POR LA PAZ Y LA FRATERNIDAD
(Tres confesiones religiosas)
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