¡Presidente Obispo!

Es un hecho insólito el que acaba de tener lugar: ¡que un Obispo se haya convertido en presidente de una nación! Se trata de Fernando Lugo, nuevo presidente de Paraguay.

Para la ocasión vistió una camisa blanca con cuello, diríamos clerical, sin corbata, ni chaqueta, con sandalias franciscanas de cuero marrón y barba recortada. Juró como presidente el día de la Asunción de María. En su discurso anunció que luchará contra la corrupción y la inequidad social. Así formuló su sueño para una nación en la que el 1% de la población posee el 77% de las tierras: “Soñamos con un Paraguay socialmente justo, sin hambre”. Se ha comprometido a dar a los pobres su sueldo mensual como presidente y a administrar con total transparencia los 500.000 dólares anuales destinados a gastos reservados. Se dirigió en guaraní a sus hermanos indígenas, a quienes reconoció como genuinos dueños de la historia y la tierra…  Se emocionó al evocar su vocación misionera y su ministerio ordenado.

 Prometió permanecer fiel a su Iglesia Católica, aunque sea como laico. Pasó el primer día de gobierno en un departamento conflictivo (San Pedro), donde había ejercido su ministerio episcopal entre los años 1994 al 2005. Allí se reunió con miles de campesinos pobres, acompañado por los presidentes Evo Morales, de Bolivia, y Hugo Chávez, de Venezuela.

Fernando Lugo ingresó en el Noviciado de los Misioneros del Verbo Divino a los veinte años; a los 24 hizo su profesión definitiva en ese Instituto Misionero. A los 26 fue ordenado presbítero. Como misionero ejerció su presbiterado en Ecuador y trabajó allá con monseñor Leonidas Proaño, conocido en los Andes ecuatorianos como “el obispo de los pobres”. Volvió a Paraguay con 31 años para ayudar al mestro de novicios, pero un año después se desplazó a Roma para licenciarse en Sociología con especialización en Doctrina Social de la Iglesia en la Universidad Gregoriana. A los 41 años fue nombrado superior provincial de los Misioneros del Verbo Divino en Paraguay y vicepresidente de la Confederación de Religiosos del Paraguay y a los 43 fue ordenado obispo y asignado a la diócesis de San Pedro, una de las regiones más pobres del país, donde se destacó por su apoyo a los campesinos sin tierra en unos momentos de fuerte conflictividad rural. A sus 54 años renunció a la sede episcopal y la renuncia le fue aceptada por el Papa Juan Pablo II. Comenzó entonces a impulsarla organización de Resistencia Ciudadana, que agrupó a los principales partidos políticos de la oposición, las cinco centrales sindicales y más de un centenar de asociaciones civiles del Paraguay. Como líder de Resistencia Ciudadana, el 29 de marzo de 2006 Lugo consiguió reunir a miles de personas en una marcha de protesta contra el presidente paraguayo Nicanor Duarte Frutos. En junio de 2006 lidera la creación de un movimiento de concertación nacional con el objetivo de terminar con 60 años de poder del Partido Colorado. A los 55 años presentó la renuncia al ministerio ordenado para dedicarse plenamente a la actividad política como candidato para la presidencia de la república.

Sí, es un hecho insólito que una persona con esta trayectoria abandone su ministerio eclesial para dedicarse a otro tipo de ministerio laico, la actividad política. La doctrina de la Iglesia defiende que el ministerio ordenado imprime un carácter indeleble. Y por eso aplica a este caso la frase veterotestamentaria referida al sacerdote Melquisedec: “Tú eres sacerdote para siempre”. Eso indicaría que Fernando Lugo puede cesar o ser cesado en el ejercicio de su ministerio episcopal o presbiteral, pero ya no puede ser privado de su indeleble carácter episcopal: será obispo para siempre.

El cese en el ejercicio ministerial tampoco priva a Fernando Lugo de su condición de creyente, de bautizado -sacerdote, profeta y rey-.

El descubrimiento de una nueva vocación para servir al pueblo, para hacer más presentes los grandes valores del Reino de Dios en una sociedad donde abundan excesivamente los pobres y la corrupción campea ¿porqué no va a ser “cosa de Dios”? ¿Qué nos querrá decir nuestro Dios, el Espíritu Santo, con un caso como éste? ¿Qué ha ocurrido para que un hombre de Iglesia haya logrado tanto consenso político en torno suyo, haya sido reconocido por una gran comunidad humana como su líder indiscutible y le haya confiado todo el poder?

Supongo cuál turbulenta habrá sido la trayectoria espiritual de Fernando Lugo hasta llegar a tomar decisiones tan serias y tan rupturistas. ¡Cuántas preguntas, cuántas noches, cuántas decepciones y cuántas alegrías y sueños no le habrán sorprendido en este tiempo! Su discernimiento personal le ha llevado a opciones que difícilmente son entendidas por no pocos de los miembros de nuestra institución eclesial. Cuanto más rígida es una institución, menos entenderá aquello que desbordar la normativa vigente. Cuanto más flexible es una institución, una de aquellas que Johan Baptist Metz definía como “instituciones de segundo grado”, en las cuales se institucionaliza la libertad crítica de la fe, más abierta está a la sorprendente e imprevisible actuación del Espíritu.

No me gustaría que Fernando Lugo acabara toda su trayectoria vocacional únicamente en su carrera política, para concluir su vida como un ex-presidente. Me encantaría pensar en una Iglesia que cede a uno de sus queridos hijos para el servicio: un obispo en excedencia política para atender a una gran necesidad. Me parecería extraordinario que, acabado su ministerio, encontrara de nuevo abiertas todas las puertas para el ejercicio de su ministerio episcopal en la Iglesia. No es propio de la Iglesia de Jesús guardar resentimientos, ni mantener cuentas pendientes. 

Que en este tiempo de su importante y difícil servicio sienta nuestro apoyo y comprensión como hermanos creyentes. Que encuentre en nosotros siempre un estímulo para la coherencia, para la defensa de los valores humanos y evangélicos. Y si fuere así, que reconozcamos en Fernando Lugo un carisma especial proveniente del Espíritu que nos pide hacerle espacio en nuestra comprensión de la Iglesia y de sus diversas formas de ministerialidad.

Haz click para seguir la entrevista que le hizo a Fernando Arlindo Lugo la TVE en su Informe semanal.

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