¡Con la que nos está naciendo y no nos damos cuenta! Cada minuto se calcula que nacen 150 niños, cada hora 9000, cada día 216.000, cada año 78.849.000. Cada día… una nueva ciudad. Cada año… un nuevo país. Así se refresca la sangre de la humanidad. La vida humana se multiplica en las más variadas circunstancias. Cada año nuestro planeta tierra se ve sorprendido con la presencia de nuevos rostros que comienzan a desplegar su luz, su originalidad. Si las nuevas generaciones empujan es obvio que otras generaciones, que ya cumplieron su tarea en el planeta, nos vayan dejando.
Lo que esta nueva vida que llega “es”, se verá en un próximo futuro.
Cuando hoy contemplamos a nuestras mujeres y varones jóvenes, verificamos aquello que el ayer de hace unos años nació. Se muestra en ellas y ellos si fueron queridos y deseados, o fruto de un azar involuntario o de un juego irresponsable, si han sido educados para la libertad o esclavizados e indoctrinados, si les hemos posibilitado o impedido el encuentro con el Misterio. De todas formas, ellas y ellos son mucho más de lo que podemos imaginar: son nuevas imágenes de Dios, con capacidad creadora y autónoma, portadoras y portadores de novedad.
Son un respiro constante que impide que la humanidad envejezca,se vuelva decrépita y aburridamente acostumbrada. Son siempre una buena noticia, aunque en algunos tengamos motivos de preocupación seria. El hecho es que donde abundó la muerte, allí sobreabundó la vida.
Hay también otros nacimientos provocados por el Espíritu: son las nuevas ideas, las imaginaciones que hasta ahora no se habían dado, las obras de arte y de pensamiento que brotan de la liminalidad de ciertos seres humanos (filosofía, teología, música, escultura, pintura, arquitectura, cine….). La creación es hoy exhuberante. Hay también nuevas plasmaciones de espiritualidad, expresiones más refinadas y depuradas de la belleza del cuerpo humano, avances increíbles en el atletismo, en el deporte que superan todas las marcas.
Hay también nacimientos tecnológicos y científicos que nos fascinan y nos permiten disfrutar de lo hasta ahora “imposible”. Son las nuevas generaciones las que “navegan” sin problemas, las que se interconectan, se trans-nacionalizan, se virtualizan. Se habla del nacimiento de un ser humano distinto, extendido, en mutación. Tenemos posibilidades de conocer el pasado mejor que nuestros antepasados, de vivir el presente a nivel casi planetario -más conscientes de todas nuestras circunstancias- y de proyectarnos hacia el futuro con expectativas llenas de interés, aunque a veces también de preocupación que nos alerta.
Hay también re-nacimientos. Personas que se habían perdido son recuperadas. Nacen de nuevo. Se superan las lesiones de la vida, las enfermedades que se muestran con toda su virulencia. Hay gente que se recupera de sus fracasos espirituales, afectivos y … nacen de nuevo. Hay una gran comunidad terapéutica dedicada a la recuperación de los que al parecer estaban perdidos.
Este es el gran concierto de tantas navidades que se concentran y celebran en esta Navidad. Hay motivos, muchos motivos para cantar, soñar, sonreir, festejar, danzar.La vida no se echa para atrás. La vida está muy viva.
Y… quienes ya llevamos más años viviendo, no deberíamos ser desagradecidos, ni pasar las últimas etapas de nuestra permanencia en el planeta tierra enfadados, protestando contra todo, como cascarrabias permanentes que todo lo ven con la miopía del propio egoismo.
Sí: hay crisis, guerras, violencias, estados de decrepitud, increencia, indiferentismo, hedonismo, laicismo, relativismo…. y todos los -ismos que queramos. Pero ¿qué es ésto comparado con la vida? En lugar de tanto diagnóstico negativo, la humanidad necesita profetas “mebasser”, que anuncien la Gracia que hay entre nosotros, y en los peores casos “terapeutas” que en lugar de tocar heridas, las curen. Las generaciones mayores no hemos de concluir nuestra vida preocupados, despotricando contra todo. Lo nuestro es ser profetas de la Navidad y concluir nuestros días como Ana y Simeón y el mismo Zacarías -después de su conversión- alabando al Dios de tanta Navidad. Necesitamos generaciones de ancianas y ancianos que canten a la vida.
Jesús, el pequeño Jesús, que cada años nace en Belén, comparte su nacimiento con miles y millones de niños que nacen, de personas que re-nacen. La Navidad es cada vez más extensa, más compartida… incluso por aquellos que no saben qué está ocurriendo estos días! Nuestro Abbá, Padre-Madre, Dios de la vida sigue comprometido con nosotros. Quiere una humanidad en permanente estado de Navidad
Y ahora te invito a contemplar en este bellísimo video el misterio del nacimiento de la vida.
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Es Bellisimo e impresionante